Los primeros meses del año los dedicamos a realizar
actividades de lo más variopintas.
A veces nos hemos dado un baño navegando por el arte y otras
una gran caminata.
En las visitas, como en la Exposición conmemorativa a Benito
Pérez Galdós, hemos apreciado su obra y el cómo sabía expresar los
sentimientos de los personajes de sus narraciones.
Los recorridos nos descubrieron vestigios de pasado ocultos
en la plaza de Ópera donde nos mostraron las ruinas de los Viajes de agua,
Acueducto del Amaniel y la Fuente de los Caños del Peral,
emplazados y enterrados desde 1561.
Cuando fuimos recibidas en el Palacio de Liria, nos
rodeó el lujo de sus estancias, pero lo que más nos agradó fue contemplar el
cuadro de la XIII Duquesa de Alba, pintado por Goya.
El record de asistencia lo obtuvimos en la real academia de
Bellas Artes, invadimos sus salas recreándonos en su arte, tanto en
pinturas como en esculturas.
La iglesia de san Antonio de los Alemanes nos
reservó todo su espacio durante un tiempo sólo para nuestro grupo, lo que nos
facilitó el conocer con más precisión su historia.
De la casa de Méjico nos intrigó el conocer de su cultura y costumbres
representadas en los variados “Árbol de la Vida”.
El paseo por el barrio de Argüelles dirigió nuestros pasos
hacia el Palacio de la infanta Isabel “La Chata” y nos dio la
oportunidad de hablar de su vida y obra, así como también de alguno de los
personajes que tienen su nombre en varias calles de la zona.
En nuestro caminar y conocer no dejamos de contar leyendas de
los edificios del Madrid capitalino, que nos brinda un gran abanico de historias.
Estos últimos días recibimos la sorpresa de que podíamos hacer
la visita guiada solicitada hace tiempo
al Palacio de Buenavista. Ha hecha la delicia de nuestros sentidos llevados a
saber y conocer en mejor medida nuestra historia.